INDICE

A las ocho y treinta de la mañana, el señor Niklauss dirige su automóvil hacia el estacionamiento de la poderosa corporación donde trabaja. Apoya su tarjeta de identificación sobre la pequeña pantalla, pero la barrera no se levanta. Vuelve a intentarlo hasta que se acerca un miembro del personal de vigilancia, quien confirma que la tarjeta dejó de ser válida. —Señor Niklauss, le sugiero que se dirija a la oficina de personal para resolver el problema.

Algo intrigado, abandona el vehículo y se dirige hacia los ascensores. Decide pasar primero por su oficina. “Después arreglaré el problema de la cochera”, piensa. Pero al llegar se le despejan todas las dudas: sobre la puerta cerrada, la marca despulida de la madera denuncia el sitio donde estaba el cartel en que se leía “G. Niklauss - Asesor de Planeamiento”. Un frío le corre por la espalda mientras toma conciencia de que ya no pertenece al plantel de la empresa.

Hollywood solía brindarnos escenas como estas y nos asombraba la metodología despiadada que habitualmente empleaban las empresas de los Estados Unidos. En América Latina existía una dosis de respeto y humanidad, y el gerente solía convocar a su despacho al empleado que acababa de caer en desgracia. Después de elogiar sus virtudes y el aporte que había hecho a la compañía, le informaba que, a pesar de los grandes esfuerzos por mantenerlo en su puesto, debido a la caída de las ventas, se verían obligados a prescindir de sus servicios. Toda una puesta en escena para darle a entender al flamante desocupado que la empresa tenía un atisbo de humanidad.

Hoy día, el empleado ni siquiera puede trasponer las puertas de la empresa. Un cordón de gendarmes o policías, con caras de pocos amigos, se lo impide, mientras que alguien le alcanza la lista de los despedidos, donde figura su nombre.

La deslocalización

Cuando se eleva la tasa de desocupación, los trabajadores se aferran desesperadamente al empleo que poseen y aceptan sumisos los ajustes salariales y el aumento de las horas de trabajo sin compensación alguna. Dos ciudades de los Estados Unidos, Schenectady y Detroit, quedaron despobladas como resultado de otro de los fenómenos más despiadados del sistema: la deslocalización. La gran palabra ya está lanzada, y es la estrategia que adoptan las empresas de los países desarrollados ante la feroz competencia de las naciones emergentes.1

La deslocalización es la transferencia de todas las acti­vidades productivas o de parte de ellas hacia otro país mediante la creación de una filial o recurriendo a un subcontratista.1

La razón fundamental que impulsa a una empresa a deslocalizarse es reducir los costos unitarios de producción a través de salarios más bajos que en el país de origen. Cuando, en Europa y en los Estados Unidos, el valor de una hora de mano de obra en la industria manufacturera oscila entre 17 y 20 dólares, en Polonia o en la República Checa es de 5 dólares, y en la China, es de 3,3.2

Las desoladoras imágenes de la ciudad de Detriot, dan cuenta de la magnitud del desastre: desempleo, desamparo social y catástrofe educativa.

Detroit en ruinas. La que a mediados del siglo xx fue una de las ciudades más prósperas de los Estados Unidos y una de las metrópolis industriales más poderosas del mundo, terminó completamente devastada por el fenómeno de la deslocalización. Las grandes corporaciones automotrices se trasladaron a lugares con mano de obra más barata. La ciudad se declaró en bancarrota, barrios enteros quedaron sin acceso a los servicios de alumbrado eléctrico, suministro de agua, cobertura policial y emergencias. Se produjo un abandono masivo de hogares y edificios públicos. Hoy Detroit se encuentra entre las ciudades que registran las tasas mas altas de pobreza, delincuencia y desempleo de los EE. UU. Fotos: © Yves Marchand y Romain Meffre.

El impacto del desempleo

El trabajo, además de proveer el medio de sustento para él o ella, y su grupo familiar, es una fuente de bienestar y equilibrio. Para la mujer, la pérdida del lugar de referencia donde desarrolla sus funciones constituye un golpe terrible; pero, para el hombre, es devastador, ya que ha tenido a lo largo de los siglos el mandato de que él es responsable de mantener el hogar. Se ha dicho en varias ocasiones que, después de la muerte de un ser querido, el peor golpe para el hombre es la expulsión de su lugar de referencia laboral.3

La rutina del trabajo aporta los siguientes beneficios: mayor sentido de autonomía, mejor calidad de vida, reducción de los síntomas de depresión y ansiedad, mayor acceso a recursos para enfrentar las demandas, consolidación del estatus social y oportunidades únicas para el desarrollo personal y la promoción de la salud mental.3,4

Según Jahoda,4 el trabajo aporta beneficios numerosos: además del más importante, que es el financiero, existen otras ventajas latentes (tiempo estructurado, contactos sociales, estatus y actividad). Por lo tanto, la pérdida de empleo genera una situación de conflicto con las necesidades y beneficios mencionados, y el resultado es un estado de insatisfacción, de inseguridad y la sensación real de estar fuera del sistema.

El desempleo conlleva la pérdida de una rutina, de la seguridad y de las relaciones con otras personas. Es importante señalar que el sistema neoliberal, extendido a nivel planetario, ha logrado inculcar en la sociedad que la culpa de la pérdida del trabajo recaiga exclusivamente sobre el sujeto. Él es el único responsable, no la empresa, y esto genera la desvalorización de la persona y la pérdida de la autoestima. Las preguntas más frecuentes que se hace a sí mismo el desocupado son “¿qué error cometí?”, “¿en qué me descuidé?”, “¿me faltó creatividad o generar nuevos proyectos?”. Lo más probable es que ninguna de esas posibles razones haya sido la causa del despido. Simplemente, le tocó caer en la bolsa de lo que hoy se conoce como flexibilización laboral.

Desempleo y salud

Aspectos globales

Este tópico, sobre la base de estudios realizados, se puede dividir en dos aspectos: el deterioro de la salud producido por el desempleo (causalidad) y la dificultad para hallar empleo de la persona que ya posee un problema de salud o de discapacidad (selección).

Según una experiencia conocida como Marienthal Study,5,6 el desempleo está asociado con problemas de salud. Por una parte, el desempleo, especialmente el de largo plazo, es un factor desencadenante de enfermedades, en particular, psíquicas. Las causas son dos: el individuo desempleado, con su autoestima desvalorizada y la incapacidad para mantener el bienestar de su familia dentro de estándares razonables, sufre alteraciones psíquicas. Por otra parte, la pobreza financiera es un determinante importante en la salud y la expectativa de vida. Esto se debe a que una nutrición adecuada, el entorno, la participación en actividades sociales y el acceso a la atención médica dependen de la situación económica de la persona.7

Para la mujer, la pérdida del lugar de referencia constituye un golpe terrible; pero, para el hombre, es devastador, ya que ha tenido a lo largo de los siglos el mandato de que él es responsable de mantener el hogar.

En los últimos años se publicaron varias investigaciones sobre el aspecto de la selección o de la causalidad en la salud.3,8-10 Sobre la base de los estudios longitudinales, se llega a la conclusión de que tanto la selección como la causalidad son responsables de la morbilidad y la mortalidad en la persona desempleada. Ambas interactúan y se refuerzan mutuamente, lo que crea un círculo vicioso en el cual el individuo con una enfermedad o discapacidad crónica no consigue o pierde el empleo, y, a su vez, el desempleo empeora su salud y reduce las posibilidades de poder volver a insertarse en la actividad laboral. La Figura 1.  muestra el porcentaje global de morbilidad mental entre empleados (en la población general) y desempleados, según los estudios de Paul y Moser, y de Brown et al., citados por Herbig et al.5 

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Figura 1. Porcentaje de trastorno psíquico global en empleados y desempleados. Elaborado sobre los artículos de Paul y Moser, y de Brown et al., citados en el artículo de Herbig et al.5

Resulta extremadamente atípico que la persona sin trabajo conserve indemne su salud mental. Los seres humanos no son robots, y la pérdida del empleo muchas veces produce un daño que va más allá del aspecto económico y afecta la salud de la persona porque se pierde la rutina, la seguridad y las conexiones con otros individuos.

Depresión

Una encuesta Gallup señaló que, en los Estados Unidos, las personas desempleadas sufren dos veces más tendencia a la depresión y requieren tratamiento en relación con la población que tiene un trabajo estable.11 La tasa de depresión aumenta a medida que se prolonga el tiempo sin actividad laboral, sobre todo, cuando el desempleo supera las 27 semanas y la tasa de pacientes deprimidos sube al 19% (Figura 2.).11

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Figura 2. Relación entre la tasa de depresión y el tiempo de desempleo. Encuesta Gallup informada por Rosen.11

La situación genera un círculo vicioso perfecto, ya que la persona deprimida reduce los esfuerzos para buscar un nuevo trabajo y ofrece al potencial empleador una actitud carente de energía y fuerza vital. También contribuye negativamente una conducta de aislamiento que reduce las posibilidades de contacto con terceros que podrían ayudarlo.11

En no pocos casos se ha observado que la persona que consigue un nuevo trabajo después de un período prolongado de desempleo suele perderlo dentro del año. La hipótesis sería que el individuo aún posee una carga de depresión que incide negativamente en su nueva actividad laboral y en su relación con terceros.11 

Es muy ilustrativa la nota que un desempleado dirigió a un medio de los Estados Unidos: “Observo a mis pares que tienen hogar, esposa e hijos, y me avergüenzo y deprimo. Tienen trabajo, seguro de salud, relaciones y hogares, mientras que yo ni siquiera tengo una cama donde dormir”. A la depresión se le asocia la vergüenza y la humillación porque el individuo se encuentra en situación de inferioridad ante sus pares.12 

El impacto de la depresión es mayor en las sociedades con bajos niveles de desarrollo económico, distribución desigual de la riqueza, escasa inversión en políticas sociales o altos niveles de desempleo previos al período de crisis. Por eso, la OMS sugiere evaluar el fenómeno de depresión en forma particular para cada país. No es lo mismo un desempleado en Holanda que en algún país de América Latina.

Finalmente, varios estudios sobre depresión compararon en forma separada el impacto del desempleo y del empleo inestable o inseguro. Los resultados mostraron que las tasas de depresión fueron similares para ambas situaciones.13 

Trastornos de ansiedad

Dentro de los trastornos mentales, el de ansiedad es el más frecuente y es mucho mayor en la población desempleada. Según los estudios al respecto, el porcentaje de ansiedad es del 47% en las personas sin actividad laboral.14 

“ Observo a mis pares que tienen hogar, esposa e hijos, y me avergüenzo y deprimo. Tienen trabajo, seguro de salud, relaciones y hogares, mientras que yo ni siquiera tengo una cama donde dormir ”

Suicidio

En España 10 personas se quitan la vida cada día, y el suicidio es la primera causa de muerte no natural, por delante de los accidentes de tráfico. Durante el año 2014, período en que estalló la crisis económica, se suicidaron 3910 personas, con mayor predominio de hombres que de mujeres, lo que representó un 20% más que en 2007, antes de la crisis.15 

En la película Mi tío de América (Mon oncle d’Amérique), de Alain Resnais, filmada en 1980, se dan tres reacciones diferentes del individuo ante la pérdida del trabajo: descarga externa de la rabia e impotencia agrediendo a terceros; descarga interna con daño somático, cuando el individuo desarrolla un infarto, y descarga interna con daño autoinfligido, cuando intenta suicidarse. El guion estuvo supervisado por el destacado neurobiólogo Henri Laborit.16 

Conviene señalar que la tasa de suicidios, si bien tiene una relación directamente proporcional con el desempleo, varía ampliamente entre los distintos países.17 Esto puede deberse a las idiosincrasias particulares, al grado de cobertura que recibe el desempleado del Estado al que pertenece y a la posibilidad de reinserción según la oferta de cada lugar. 

Abuso de sustancias y alcoholismo

El aumento del tiempo libre y la necesidad de evadirse de la realidad contribuyen al aumento del porcentaje de consumo de drogas ilícitas, como cocaína y marihuana. En España se detectó un aumento del alcoholismo y del consumo de bebidas alcohólicas de baja calidad. Si bien está demostrado que el alcoholismo es causa de pérdida de empleo, no hay evidencias de que el desempleo aumente la tasa de alcoholismo.5

Adaptación al desempleo

Estudios longitudinales con personas desempleadas arrojaron dos resultados diferentes. En general, cuanto más prolongado es el tiempo de desempleo mayor es el deterioro, progresivo, de la salud mental, en particular entre los dos y tres primeros años. Seguidamente, se produce una especie de meseta, en la que el deterioro se estabiliza.9

Las personas que son expulsadas de empresas, comercios o instituciones en las que se encontraban a disgusto por la mala relación con sus superiores o sus pares tienden a reaccionar mejor en una situación de desempleo. Otros con mayor resiliencia, o que enfrentan la situación con mejor visión futura, sacan provecho del tiempo desocupado y detectan aspectos positivos del desempleo. Entre las estrategias positivas, se destacan las siguientes: mayor dedicación a las relaciones familiares o con terceros, realizar deportes, iniciar un nuevo hobby y la mejor solución, que consiste en encontrar trabajo en una actividad laboral totalmente distinta, pero creativa y que redunda en tanta o más satisfacción que la original. Estas reacciones ante el desempleo son más frecuentes en personas jóvenes y con alto nivel de conocimientos.18,19

Las personas que son expulsadas de empresas, comercios o instituciones en las que se encontraban a disgusto por la mala relación con sus superiores o sus pares tienden a reaccionar mejor en una situación de desempleo.

Lamentablemente, son escasos los estudios orientados al análisis de las reacciones positivas y las formas de superación de las personas desempleadas. La literatura médica está más enfocada en los efectos deletéreos de la situación de desempleo que en analizar los mecanismos y comportamientos que conducen a su resolución.

El club del trabajo

Más allá de la contención para el desempleado que pueda brindar el estado, algunos países crearon el “club del trabajo”. Estas organizaciones están constituidas por expertos que asesoran al desempleado para generar estrategias adecuadas, tratan de posicionarlo en nuevas actividades y proveen apoyo psicológico.

Se caracterizan por realizar sesiones de entrenamiento activo que incluyen resolución de problemas, toma de decisiónes, apoyo social, aumento de la autoestima, regulación del autocontrol, evaluación de las respuestas ante determinadas situaciones, etcétera. Uno de los objetivos principales consiste en eliminar o reducir la depresión del participante, y este logro de por sí constituye un avance sustancial para posicionar a la persona en condiciones de enfrentarse al mundo laboral.

Está demostrada la eficacia de este método sobre el estado psíquico del participante, pero es insuficiente la evidencia disponible sobre la capacidad de estos enfoques para reincorporar a los participantes en la actividad laboral.20 En Portugal se encuentra en desarrollo un proyecto que evalúa el comportamiento cognitivo de la persona desempleada que, sometida a sesiones de apoyo psicológico y asesoramiento, pretende reencauzar su vida en forma satisfactoria.21

Autocontrol y desempleo

El autocontrol es una de las capacidades más útiles del ser humano y tiene implicancias importantes en la sostenibilidad del empleo y en el éxito en el trabajo. El medio ambiente laboral exige muchos desafíos y requiere que el empleado tenga capacidad para inhibir sus impulsos, controlar sus emociones y evitar conflictos con sus superiores y colegas. Debe reducir las distracciones al máximo y establecer rutinas adaptativas que faciliten cumplir la demanda de tareas y soportar la carga laboral elevada.

En los últimos años surgió literatura científica que demuestra la existencia de una estrecha relación entre el autocontrol y el rendimiento laboral. Dos estudios realizados en el Reino Unido y recopilados por Daly et al.22 analizaron la relación entre el autocontrol durante la infancia y la predicción de desempleo en la vida adulta.

Durante la primera década de la vida, se producen diferencias individuales en el temperamento que impactan en gran medida en el comportamiento del individuo durante la adultez y que también influyen en su actividad laboral, que puede oscilar entre el éxito y el fracaso.22 

El autocontrol es una de las capacidades más útiles del ser humano y tiene implicancias importantes en la sostenibilidad del empleo y en el éxito en el trabajo.

Los autores de los estudios mencionados se enfocaron en el autocontrol, un componente básico del temperamento que se basa en la capacidad del niño para prestar atención, persistir en las tareas y suprimir comportamientos inapropiados. Un adecuado autocontrol contribuye a que el niño, y más adelante el adulto, evada las distracciones y persevere en la tarea a la cual está abocado. Se confirmó la hipótesis de trabajo, que sostenía que un adecuado autocontrol en la infancia garantizaba mayor estabilidad laboral y mejor desempeño en la edad adulta.22

Globalmente, los resultados mostraron que los hombres poseen un nivel de autocontrol moderadamente inferior al de las mujeres. Un mayor grado de inteligencia y una adecuada situación socioeconómica en la infancia mejoran el autocontrol y la estabilidad laboral durante la vida adulta.22 La Figura 3.  muestra que la tasa de desempleo en personas jóvenes con bajo nivel de autocontrol es mucho más alta que en las personas de 30 años, y mejora en ambos casos si en la infancia tuvieron un autocontrol adecuado. 

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Figura 3. Probabilidad de desempleo (valores multiplicados por 100) a la edad de 21 años y a la edad de 30 años. El nivel de autocontrol en la infancia impacta más sobre el desempleo en la población más joven. Elaborado sobre el contenido del artículo de Daly et al.22

Conclusiones

El desempleo es un azote de la sociedad moderna que produce efectos altamente destructivos en el ser humano; por lo tanto, el bienestar psicofísico de una sociedad requiere tasas de desempleo por debajo del 5%. La realidad es que en muchos países esta tasa se acerca al 20%, y en algunos supera esa cifra.

El desempleo ocasiona numerosas pérdidas: lugar de referencia, autoestima, amistades, contactos sociales y, fundamentalmente, poder adquisitivo. Por lo tanto, el impacto es enorme, especialmente en el hombre, y las manifestaciones más frecuentes son la depresión y el trastorno de ansiedad, que se acentúan en la medida en que se prolonga el tiempo de desempleo. Estos trastornos también afectan al individuo con empleo inestable o inseguro.

Es necesario aumentar la disponibilidad de grupos, instituciones y sociedades que tengan como función contener y orientar a las personas desocupadas. En este aspecto, son muy importantes las reuniones grupales que le muestran a la persona afectada que no está sola y que puede compartir sus temores, angustias y dudas con otros que se encuentran en la misma situación. 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA   

1. Pérez Ventura J. ¿Qué es y cómo funciona la deslocalización de las empresas? United Explanations [Internet]. 2013 (31 de mayo) [citada el 12 de septiembre de 2018]. Disponible en https://bit.ly/2TNYDYa.

2. Cotizalia. El salario en la industria china ya está como en Portugal o Grecia y supera a México. El Confidencial [Internet]. 2017 (27 de febrero) [citada el 12 de septiembre de 2018]. Disponible en https://bit.ly/2MdCdel.

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6. Jahoda M, Lazarfeld PF, Zeisel H. Die Arbeitslosen von Marienthal. Ein soziographischer Versuch über die Wirkungen langandauernder Arbeitslosigkeit. Frankfurt a.M.: Suhrkamp. 1975.

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9. McKee-Ryan FM, Son Z, Wanberg CR, et al. Psychological and physical well-being during unemployment: a meta-analytic study. J Appl Psychol. 2005;90:53-76.

10. Roelfs DJ, Shor E, Davidson KW, et al. Losing life and livelihood: a systematic review and meta-analysis of unemployment and all-cause mortality. Soc Sci Med. 2011;72:840-54.

11. Rosen RJ. The mental health-consequences of unemployement. The Atlantic [Internet]. 2014 (9 de junio) [citada el 12 de septiembre de 2018]. Disponible en https://bit.ly/2zwZkOF .

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13. Bacci S, Pigini C, Seracini M, et al. Employment conditions, deprivation and self-evaluated health in Europe: Evidence from EU-SILC 2009-2012. Int J Environ Res Public Health. 2017;14(2):143.

14. Limm H, Heinmüller M, Liel K, et al. Factors associated with differences in perceived health among German long-term unemployed. BMC Public Health. 2012; 12:485.

15. Sanmartín OR. El número de suicidios crece un 20% desde el inicio de la crisis económica. El Mundo [Internet]. 2016 (30 de marzo) [citada el 12 de septiembre de 2018]. Disponible en https://bit.ly/2XuQE3a.

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22. Daly M, Delaney L, Egan M, et al. Childhood Self-Control and Unemployment Throughout the Life Span: Evidence From Two British Cohort Studies. Psychol Sci. 2015;26:709-23.

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